martes, 16 de octubre de 2007

¿El transporte público cuando?.

Desde hace unos cuantos años para acá en la zona metropolitana de Guadalajara se esta suscitando una problemática a la cual nos mostrábamos (o mostramos aun) indiferentes. Las contingencias ambientales son cada vez son mas frecuentes causando daños a la salud ya por todos conocidos, esta contaminación en su 85% es causada por el transporte, ya sea público o privado. El incremento incontrolable en el parque vehicular, las vialidades que son prácticamente obsoletas, la conciencia de los automovilistas que es muy poca y el transporte público que es pésimo y peligroso: son algunas de las causas.

El culto al automóvil se ha vuelto una gran campaña electorera: se construyen pasos a desnivel, se amplían avenidas, se prometen obras viales, y nada de esto soluciona el problema, pero el impacto visual debe conseguir muchos votos. Un primer paso para la solución podría ser ampliar la red del tren ligero, que aunque costoso traería muchos beneficios, una prueba esta en las dos líneas existentes que nadie puede negar que son un sistema eficiente, rápido y seguro. Ya han pasado casi 15 años desde que se puso en funcionamiento la línea 2 del tren ligero, una ciudad que crece a una velocidad como la nuestra no puede tener un crecimiento tan mediocre en materia de transporte.

Pero todo no es causa de las autoridades, a nosotros como pueblo nos falta mas conciencia, se nos ha olvidado o no queremos recordar que el peatón es primero, hemos llegado a creer que por manejar un automóvil somos dueños de la calle. Exigir mas calles y pasos a desnivel no ayuda, demandemos mejor transporte público y, claro, utilicémoslo.

En tiempos electorales los candidatos a cualquier puesto deben preocuparse por tener ya diseñado un plan viable en este tema, en cambio solo se dedican a contaminar visualmente y a decir que van a mejorar todo cuando sabemos que no tienen ni idea como hacerlo, aunque para pensar en ello ya tendrán un curul muy cómodo o una gran oficina en el Ayuntamiento (y altos sueldos). El culto al automóvil debe parar, seguir creciendo y contaminado de esta manera no es sano.

Por: Daniel Ponce

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